En nuestras múltiples conversaciones con responsables de negocios, habitualmente descubrimos que los contenidos que generan y que piensan que interesan a sus clientes no lo son tanto. Es decir, que la pieza angular de conexión cliente – negocio falla. ¿Te has preguntado qué es lo que realmente interesa a tus clientes?.
Antes de ponerte manos a la obra, es fundamental desarrollar lo que conocemos como “estrategia de contenido” No podemos publicar sin ton ni son; antes tenemos que averiguar el punto de unión emocional, de necesidad, de interés… entre nosotros como empresa y nuestros posibles clientes para evitar clamar en el desierto. Lo difícil es encontrar el equilibrio entre lo que quieren tus clientes y lo que quieres tú.
Algunos negocios dejan de publicar contenido en su blog porque, después de un cierto tiempo, el tráfico no aumenta y su crecimiento de ingresos se estanca. Y resuelven que, pese a ofrecer información de valor, los resultados no llegan y los clientes no se interesan. Así que… ¿Para qué continuar? Pero esa pregunta no es la correcta; lo acertado es cuestionarse: ¿Por qué no busco otro enfoque a mi contenido? Marketing es ofrecer valor a las personas y nuestra obligación es saber cómo alcanzar dicho objetivo.
Nuestra recomendación es: no publiques. Si no conectas entre lo que quieren tus clientes y lo que tú ofreces, no publiques.
Técnicamente, cuando hablamos de publicar artículos que interesen, atraigan a posibles clientes y que éstos nos lean casi de forma natural sin sentirse presionados ni pensar ni tan siquiera que les estamos vendiendo nuestra marca, producto o servicio hablamos de marketing de contenidos. Y requiere conocimiento para desarrollarse bien y obtener resultados. De entrada, pregúntate:
¿Qué contenido puede ayudar a mi audiencia? ¿Mi contenido es de calidad o sólo me interesa a mí? ¿He optimizado el contenido para que me encuentren en los motores de búsqueda? ¿Sirven para optimizar mi Web o requiero otros objetivos?
Tenemos que realizar una declaración de misión sencilla que defina nuestra finalidad de forma clara. Por ejemplo, valdría un enunciado del estilo: “Mi negocio X busca proporcionar diversión, consejos y recetas para los padres preocupados en la salud y nutrición de sus hijos que ayuden a mejorar los hábitos alimenticios de su familia de una forma sana y sostenible”.
Dentro de esta declaración, debes aislar tu público objetivo (los padres), la forma de contenido (en las recetas y consejos de alimentación saludable de ahorro de tiempo), y el objetivo principal (para mejorar los hábitos alimenticios de su familia de una manera saludable, sostenible).
Una vez que ya tienes la misión, tendrás que establecer un tipo de contenido concreto que se le va proporcionar a tus clientes. Si nos basamos en el ejemplo anterior, podría quedar así:
- 30% Recetas y consejos para fomentar el compromiso cultural.
- 20% Curación contenido de otras fuentes.
- 15% Promoción de la marca.
- 20% Ideas relacionadas con el producto.
- 15% Branding y mejora de la reputación de tu negocio.
Conclusión
Internet ha revolucionado la forma de consumir información al ofrecer nuevos canales y contenidos. Los lectores buscan textos que les entretengan o que les sean útiles, pero sobre todo atractivos y que capten su atención. Sin embargo, dicha revolución no puede influir en tus objetivos como negocio. Hay que encontrar el equilibrio. La creación de contenidos no es algo tan sencillo como sentarse y que las palabras que surgen en nuestra mente se conviertan en texto escrito. De hecho, es una ciencia. Es un proceso difícil en el que te topas con muchos obstáculos que has de superar.
Crear contenido es un esfuerzo artístico y creativo, pero también técnico.